El Rincón del VoX busca ser...

Un espacio ÚNICO e INIGUALABLE (en serio cabrones).

Que se distinga por ser Criticón, Cabrón, Castroso y por chingar la madre sin censura, a quien madres sea, sin distinción de Razas, Géneros, Nacos, Fresas, Políticos, Amigos, Cuates, Etc, Etc, Etc, Etc, Etc, Etc… Etc.
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jueves, 3 de abril de 2008

Cuando nos enamoramos!!!



Hola!!! Qué tal?? Bueno pués hoy quiero hablarles del amor, porque viniendo para acá a escribir me encontre a un amigo que se ha enamorado locamente, y está imbécilmente perdido.

Esto me ha hecho plantearme algunas cosas:

¿Ustedes no creen que debería existir un tipo de permiso para no ir a trabajar por enamoramiento?

Jajajajajaja, simón, y esque:

¿Acaso no te dan un permiso cuando tienes depresión o cuando tienes estrés, por considerarse enfermedades?

Pues yo creo que si tú vas al médico y le enseñas una libreta en el que has escrito cien veces “quiero a Lorena, quiero a Lorena, quiero a Lorena”, está claro que estás enfermo y así no se puede trabajar.

Cuando estás enamorado no es sólo que te comportas como un idiota.

Es que además piensas que eres especial, que las cosas que haces no las hace nadie más en el mundo, aunque en realidad lo que haces es repetir las mismas tonterías que hacen todos los enamorados.

Por ejemplo: El teléfono se convierte en el centro de tu vida, lo descuelgas cada cinco minutos para comprobar que hay línea. ¿Pero qué te crees? ¿Que te van a cortar el servicio justo en el momento en el que te tiene que llamar ella?

Si ya se que los de Telmex tienen mala leche, pero no tanta.

Cuando por fin te llama te da un vuelco el corazón y te dispones a tener una conversación muy profunda:

- ¿Qué haces?
- Nada.

Y así, dos horas de conversación profunda y otras dos para colgar:

- Bueno, pues cuelga.
- No, cuelga tú.
- Tú primero.
- No, tú.
- Contamos tres y colgamos los dos a la vez.
- Uno, dos y tres.

Y si cuelga ella, te quedas jodido y piensas que tú la quieres más. Y la vuelves a llamar:

- Oye, me colgasteeeeeee.
- ¿Pero no has dicho que contáramos hasta tres?
- Sí, pero no tan rápido.

Todo cambia cuando estás enamorado.

Tu escala de valores cambia radicalmente, por ejemplo, antes, el domingo se lo dedicabas al fútbol. Ahora te vas a comer con ella y la sobremesa se prolonga, tú la miras, ella te mira, la tomas de la mano, las seis de la tarde.

Pero, por mucho que la quieras, eres un hombre. Y hay un momento en el no puedes más y te levantas: “Voy al baño. No te vayas ¿eh?” (Claro que no se va a ir idiota!!!.

Y en cuanto no te vea , agarras al mesero y le dices “¿Eh, como van las Chivas carnal?” Y con eso te quedas, porque cuando llegas al carro no puedes poner un programa deportivo. No señor, estás enamorado. Hay que poner musiquita romántica. Un disquito que te has grabado especialmente para esa noche y que en un alarde de originalidad le has puesto el título de “Las más Romanticas”.

Por cierto, el carro es uno de los lugares donde más se nota lo tonto que te has vuelto con esto del amor, pa empezar, en lugar de desear que se ponga en verde, quieres que cambien a rojo para darle un beso: “Uy rojo, muá”.

Tampoco te importa que te piten cuando se pone el verde, porque te sientes superior.

Le haces una sonrisita a tu pareja y sigues. Y no te queda más remedio que volverte fino, cuando estás enamorado practicas mucho el conocido deporte de aguantarte los pedos (Aunque hay sus exepciones y descaros, verdad Cachetes???).

¡Pedos delante de ella ni uno! Ni en el cuarto de baño, ni en la cama, ni en ningún sitio. Y en cuanto bajas a la calle y te diriges al carro. “Brrrrrr”. Vas a propulsión, levitas, te impulsas, puuuufh.

Cuando estás enamorado te comportas como un imbécil ya desde el primer momento en que la ves. Por ejemplo, si te enamoras de una chica en la biblioteca, en seguida se pone en marcha el juego de las miraditas…

Lees un renglón, y la miras, pasas la página, y la miras, buscas un kleenex, y la miras, te suenas los mocos y la miras… Y a veces, sencillamente la miras… Y es que no te atreves a acercarte… Te puedes eventar meses buscando esa frase que hará que ella caiga rendida a tus pies.

Un día, por fin, la encuentras…: “Me acercaré y le diré…: Perdona ¿Te importaría no ser tan guapa, es que no puedo concentrarme en el libro”. Entonces te levantas, vas hacia ella… pero cuando te acercas sólo eres capaz de decir: “¿Me prestas un lapicero? Es que se le ha terminado la tinta al mío”.

Si te enamoras de una chica que no es de tu misma ciudad se prometen escribirse; y ella ya lo creo que te escribe.

¡Cartas de diez hojas!

Y por correo convencional, pa que sea más romántico el asunto, nada de E-mails.…

Pero te cuenta cosas de su vida en San Pedro de los Garrotes (agarrense de donde puedan...) que a ti no te interesan para nada…

“Hola Lalo, estoy en San Pedro de los Garrotes (Supongo que sí, pos ahí vives...), está lloviendo… Acabo de llegar de clase de inglés, y estoy más aburrida… aunque el profesor es muy bueno, es canadiense y usa lentes” ¿Y a mi qué?

Y de repente te pone: “Lalo, tengo que dejar de escribir porque llegó mi madre” Y en la línea de abajo “Ya he vuelto, como te iba diciendo, usa lentes…” Puuuuuuuufh…

Sin embargo, nosotros cuando escribimos una carta vamos al grano: “Hola Petra: estoy caliente. Atentamente Lalo”. Y ya está.

En fin, que me voy a pedir un permisito porque he visto a una chica desde la ventana y creo que estoy empezando a enfermarme.

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