miércoles, 9 de abril de 2008
Reacciones estúpidas ante el miedo
Qué malo es el miedo, ¿eh? Los seres humanos no estamos preparados para el miedo, no nos sabemos comportar con dignidad. No hay más que ver la cantidad de estupideces que hacemos cuando tenemos miedo.
Porque vamos a ver, tú estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño, ¿y qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un cabron malote con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!
¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya estamos grandecitos! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontráramos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas nocheeees… ¿Qué? Asesinando, ¿no?
-¡Pero hombre de Dios! Salga de ahí que se va morir de frío. Ande, suba, que le va a dar pulmonia o igual y hasta asma con tanta pelusa. Máteme en la cama, que estará más cómodo.
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del closet, que ya es el colmo.
Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del closet, cuando vives en una casita de interes social? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un cabrón ahí adentro?
Otra situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, ‘muy, pero muy huevudo’, en calzones, y preguntas:
-¿Quién anda ahíiiiiiiii?
¿Pero qué crees, que si hay alguien te va a contestar? Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien sólo puede estar detrás de la puerta del baño, porque lo demás ya lo has revisadoo y, ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que, si hay alguien, te acomode un muy buen madrazo a gusto. ¡Ay!
Otra. Vas en un arro y, de repente, el chofer empieza a correr como si fuese Adrián Fernández, pero sin Adrián y sin Fernandez, y tú con un pinche miedo. ¿Qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta.
Ya se puede estampar si quiere, que tu vas agarrado de esa madre…
En esta situación, las madres lo que hacen es que se agarran al bolso y se lo ponen adelante, como si fuera un airbag.
¿Y cuando vas en bicicleta bajando por una calle empinada a todo lo que da?
¿Qué es lo que se te ocurre? Quitar los pies de los pedales. ¡Muy bien, muy inteligente! Cuando te descontrolas del todo, sueltas también las manos del manubrio. Eso es. Pero ¿qué crees que va a pasar? ¿Que vas a salir volando como E.T.?
Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota. Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo. Y es que el miedo nos incita a hacer una idiotez detrás de otra: tienes que bajar a la cocina y no hay luz.
Empiezas a pensar en fantasmas o en si habrá alguien escondido y, ¿qué haces? Cantar. ¡Miedo, tengo miedo, no tengo miedo! Eso es, da más datos. Lanza una bengala.
¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de banqueta. Seguro que si es un ratero, pensará: “Mierda, otro que se me ha cruzado de banqueta, qué nochecita llevo”.
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa?, ¿que los rateros de mierda sólo atracan en la acera de los pares? ¡Ay!
El otro día iba en un elevador con una mujer a la que no conocía de nada y de repente el elevador hizo un ruido raro: “Brramb”. ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí! Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.
No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si por ejemplo hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una cobijita, el hombre no tienen problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un teléfono en la opción de vibrador.
Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un carro hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo, quedarse quieto.
Más reacciones que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico.
Si estás cocinando un huevo estrellado y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos? ¡Hombre, por favor, carajo!
Y luego está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo.
Ahora, eso sí, ¡que me queden muchos años!
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