viernes, 18 de abril de 2008
De Ligue...
Dicen que los jóvenes de ahora no saben ligar. ¡Je, no seré yo! La misma noche de ayer quede con una niña y si les digo lo que le prepare, se van a sorprender.
¿Saben ustedes que según la estadística la mayoría de las parejas tienen la primera relación sexual en su cuarta cita?
Aunque si fuera por mí, a la cuarta copa ya estaríamos dandole…
Por eso, cuando le llego a una chica siempre digo: “¿No nos hemos visto antes?”. Y es porque, inconscientemente, la quiero convencen de que ya hemos salido juntos tres veces, así que si ésta es la cuarta… ¡ya toca!
Pero, ¿quién marca el ritmo en una cita? Nosotros no. Los machines lo pasamos fatal preparando una cita, tanta incertidumbre, tanto sacrificio y sin saber hasta el final si vas a triunfar. Porque eso sólo lo saben ellas. Que pasa?, si tenían que divertirse con ello, ¿qué no?
Pero bueno, a mí me queda bien preparar de vez en cuando una noche de amor, porque así me baño. Eso es algo que tengo muy claro: si voy a salir con una niña tengo que estar limpio. Y aunque un simple baño limpie igual, no me confiaría y les recomendaría un buen baño en tina. Yo siempre echo en el agua todo lo que tengo: perlas de gel, aceite Johnson, Jabón del Osito Amarillo, Jabón Zote, Foca, lo que sea… Y si aun así no es suficiente, lo que hago es menear un poco el culo hasta que haya tanto espuma como en las películas de Marilyn Monroe.
Me dejo caer, me relajo, dejo que la mierda se ablande, hasta que de pronto me veo los pies y descubro que tengo dedos, como en las manos. ¡Hay cabrón, las uñas, hay que cortarlas! ¡Aunque sea con las tijeras del jardín! No vaya a ser que luego, en caso de conseguirlo… Mandes la noche directamente a la chingada porque le has hecho un arañazo en una de sus piernas, tan suaves.
Porque las mujeres lo que hacen es depilarse, ¿verdad? Cuando van a salir con un wey se lo depilan todo, se quedan como un huevo duro.
A mí hay una cosa que me obsesiona cuando preparo una cita: se me va el avión con el tema del olor. Claro que, en esto, creo que no soy el único. Tengo un carnal que cuando invita a una chica a su casa lo perfuma todo: la almohada, las toallas de baño, las tuberías del calentador, la alfombrita de la puerta. Y yo le digo, ¿qué piensas, cabron, que se va a tirar al suelo en cuanto llegue?
Hombre, a mí me gusta que todo huela bien, lo que pasa es que la banda se excede con esto del olor corporal. Algunos se ponen tanto desodorante que les endurecen los sobacos y luego no pueden bajar los brazos. Es horrible, porque a esto le unes la loción: ¿cuánta loción me pongo? Claro, no lo sabes, porque como el bote no tiene prospecto… O sea, que te echas en los sitios donde crees que te va a oler: una gotita aquí, otra gotita allí… Y hay un momento en el que tienes la tentación de ponerte colonia en “ese” sitio. ¡Aaaaaggg! ¡O llega pronto esta vieja o me mato!
Y llega la hora de vestirse, solo en la habitación, frente al closet: “¿Qué hago? ¿Me pongo jeans? ¡Chingada madre, no tengo otra cosa! Jeans con camiseta, claro”. Lo que pasa es que todas mis camisetas tienen mensaje y hay muchas niñas que no entienden esta poesía: “Te la meto y te la saco hasta que el niño pida tabaco”. Ya sé, me dejo el torso desnudo y me unto un poco de aceite a lo Luchador gabacho…
Me miro al espejo. ¡Es que me salgo!
Y ensayo mi cara de ligar.
Otra cosa que tengo muy en cuenta si quedo con una chica en casa es la música. Hay que hacer una selección musical riquicuquis. Le abro la puerta con música elegante soul, Lionel Ritchie, “All nigt long… na, na, na”. Avanza la noche y veo que la cosa va bien: el bolerito de Ravel, “titiriri, tiririririri, titiriri, tururururrú”… La cosa se ha puesto de puta madre: ¡Los Bee Gees! Lo bueno que tiene es que con los gritos de los Bee Gees no se oyen los tuyos.
Efectivamente, la música es un punto, pero ¿qué me dicen de la luz? Te avientas un estudio intensivo de la iluminación directa, indirecta, probando todas las variantes, y al final aflojas tres focos y sacas dos velas compradas en un Todo de Todo o en el Waldos. ¿A que las velitas, son efectivas no?
Yo, cuando las pongo en la mesa, pienso: “¡Ora, no te me vas a escapar, borreguita, dos velitas rojas que he comprado… y un cirio que aún no te he enseñao’!”.
Según algunos teóricos, lo que nunca falla es el champán fino. “Lo meto un momentito en el congelador y lo saco enseguida”. Hay que ponerse chingon, porque la última vez se me olvidó y cuando fui por el había explotado, por supuesto. Cuando ella dijo: “¿No tienes champán?”, porque siempre piden champán, tuve que decirle: “No, pero si quieres, te puedo hacer un sorbetito de agua loca…”.
No sé si me entendió, porque se fue… Claro que lo más importante de todo es la cena. Para mí, una buena forma pa saber si mataras o no se ve en los platos. Si ella ha zampado a dos tenedores malo. Pero si lo ha dejado todo, buena señal, tendrá que comer algo… Por eso yo no me como mucho el coco y le pongo un vasito de maruchan,esas de “come rápido, come rápido" y chance y unos cacahuates o una de esas madres más.
Cuidando todos estos detalles la noche puede ser un éxito, ¿verdad? Pues eso es lo mamón, que nunca se sabe, porque el guión de la noche lo ha escrito ella, y a saber si pone “a la cuarta copa”, “al cuarto mes” o “¡al cuarto va a entrar tu puta madre!”, y entonces sólo te quedará el remedio del cinco contra el calvo.
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